"Paramos a comer en Mugardos por casualidad y entramos en el Muelle 43 sin saberlo, es un lugar tranquilo de piedra, muy acogedor, con chimenea y detalles curiosos. El camarero nos atendió siempre muy amable, sonriente y súper eficiente. En cuanto a la comida, pedimos pulpo a la mugardesa, ensalada mixta, lubina y tarta de queso, todo muy cuidado y muy bueno. Repetir"