"Un pequeño restaurante, muy acogedor incluso en el salón interior. Tiene una terraza pequeña y un pequeño salón. Lo visité dos veces en el mes de agosto. La decoración es marítima y recargada como suele ser en los restaurantes de costa, pero es peculiar y no resulta desagradable. Limpio y en verano de 2020 (tiempos de COVID-19) exceptuando la separación entre mesas, que me pareció algo justa (aunque es entendible, pués es un restaurante pequeño), se seguían escrupulosamente las medidas de seguridad: limpieza de mesas y sillas con desinfectante entre clientes, gel hidroalcohólico en la puerta y los camareros con la mascarilla correctamente puesta (aunque a veces se descuidaban, dejando la nariz destapada, motivo por el que no lo puntúo con 5 estrellas). Puede resultar algo caro, pero teniendo en cuenta que está frente a la playa de Canyelles Petites de Roses, la espectacular calidad de sus platos y presentación, las raciones generosas y la amabilidad del personal, creo que merece la pena el precio, al menos para darse un homenaje. Entre los comensales de mi grupo había personas que no comían pescado ni marisco por lo que no pedimos nada de la mar , pero pude apreciar el exquisito aroma y el aspecto suculento de los platos de pescado y marisco. De lo no marítimo pedimos, y recomiendo, las patatas bravas (no penséis que por ser algo común y sencillo no os va a sorprender) cuya salsa es exquisita, con un sabor a aceite de oliva delicioso, y los arroces de la huerta e ibérico, que me parecieron de mucha calidad y espectaculares, tanto en sabor, como textura y presentación. Los postres son caseros y probamos el coulant de chocolate con sorbete de mandarina; me resultó muy bueno, pero como no soy un especial amante de los dulces, no puedo compararlo con otras cosas que haya probado. Merece una mención especial el arroz ibérico. Elaborado con lágrimas de ibérico (según nos explicó el cocinero que salió y, al vernos comiéndolo, nos preguntó si nos gustaba y nos explico algunas cosas), jamón ibérico, algunas verduras frescas y hierbas aromáticas. Como curiosidad, nos explico el cocinero que no llevaba nada de sal y la verdad es que no le hacía falta en absoluto. ¡Delicioso! La conclusión es que lo recomiendo enérgicamente. La experiencia fue buena y si vuelvo por la zona repetiré y seguramente probaré el pescado y el marisco, pues habiendo degustado lo demás, seguro que el disfrute será igual o incluso mejor, pues tengo especial predilección por las viandas de la mar. ¡Enhorabuena Pika Pika Beach!"